Intelectual De Burger King

Hoy me levanté con mi usual nubecita negra rodeándome la cabeza. Esta nube son una serie de pensamientos que he traído atorados ya hace como una semana; a pesar de no estar identificados, se encuentran latentes en algún lugar de mi subconsciente.

Mi reloj biológico me despertó a las usuales 10 de la mañana. Decidí seguir durmiendo indefinidamente. Ya como a eso de las 12:40 desperté de nuevo, me levanté porque tenía cita con el psicólogo a las 2 y me vestí. Decidí no bañarme para ahorrar tiempo, puesto que de camino es casi una hora, no creí que me fuera a dar tiempo. Tomé el camión gris (siempre tomo el verde por ser mas rápido) que me llevó al trabajo de mi papá donde recogí mi Ferrari.

Una hora después me encontraba libre de compromisos por el resto de la tarde hasta mi clase de guitarra a las 7 pm. Me fuí a mi casa a dormir.

Un retortijón de hambre me hizo levantarme después de un corto rato de sueño. Tomé las llaves del carro y manejé con el destino fijo en mi mente. Algunos minutos mas y 47 pesos menos tenía frente a mi una apetecible Whopper Jr. con queso (anuncio no patrocinado) con papas fritas y refresco chico. Para no aburrirme me había hecho acompañar de mi copia de "Madre Noche" que leía mientras llevaba a cabo el acto de deglutir mi gusto culpable.

Seguramente debió de haber sido una imagen bastante extraña el ver a un chico con gafas cuadradas de pasta negra, una incipiente barba y pinta de intelectual mal comido, leyendo ávidamente un ejemplar de un libro viejo cuyo autor tiene nombre de trabalenguas frente a una hamburguesa a medio comer en un restaurant de comida rápida.


Creo que no he perdido mi toque de rareza. O al menos eso me hicieron pensar las miradas de mis vecinos comensales.