sábado, 10 de mayo de 2008

T

Resulta que el otro día estábamos en casa de un cuate que vino del DF y nos invitó a comer. En la mesa nos encontrábamos su mamá, su novia, su hermano con su respectiva novia, dos amigas (a las que llamaremos amiga T y amiga G) y yo.

Cuando terminamos de comer mi amigo se fue con su novia a hacer la maleta a su cuarto y nos quedamos en la mesa los demás. La mamá de mi amigo comenzó a recoger y la amiga T se ofreció a ayudar, por lo que todos finalmente terminamos recogiendo. Al acabar la tarea la mamá de mi cuate le dijo a la amiga T - ay amiga T! tu siempre tan fina- a lo que T volvió la cabeza sorprendida, y sacada de onda le preguntó con un tono temeroso -¿fina?- mientras todos nos mirábamos pensando en que debía ser una broma de mal gusto.

No lo era.


El punto es que todos estábamos de acuerdo en que "fina" no es precisamente el primer adjetivo
que te viene a la mente a la hora de hablar de mi amiga T.